
El sector marítimo enfrenta una transformación significativa impulsada por normativas ambientales cada vez más estrictas y la búsqueda de fuentes de energía alternativas. Sin embargo, un desafío fundamental persiste: el mercado del bunker presenta dificultades estructurales que afectan su transparencia y eficiencia, según Shipping and Freight Resource.
A pesar del avance hacia fuentes energéticas como el metanol, el amoníaco y el gas natural licuado (GNL), el sistema de comercialización y adquisición de combustibles en el transporte marítimo no ha evolucionado de manera sustancial. Los precios siguen siendo opacos, la disponibilidad varía y los procesos de compra continúan dependiendo de múltiples intermediarios y canales informales como redes privadas de comunicación.
Un mercado caracterizado por la incertidumbre
Históricamente, la compra de combustible en el sector marítimo ha estado marcada por la fragmentación de precios y la imprevisibilidad de la oferta. La fluctuación en la disponibilidad se debe a diversos factores, como las condiciones portuarias, los riesgos geopolíticos y una demanda variable. Como resultado, los actores se enfrentan a costos elevados, errores en la planificación del suministro o discusiones sobre la calidad del combustible adquirido.
El informe advierte que la transición a combustibles alternativos no resolverá estas problemáticas, sino que podría agravarlas debido a la inestabilidad de los precios y la menor cantidad de proveedores. Si no se modernizan los mecanismos de adquisición y comercialización del combustible, la adopción de nuevas fuentes energéticas podría implicar costos adicionales y mayores complejidades operativas.
Regulaciones y desafíos en infraestructura
Las regulaciones de la Organización Marítima Internacional (OMI) y el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea (EU ETS, por su sigla en inglés) están impulsando a la reconsideración de sus estrategias de abastecimiento de combustible. El incremento en el costo del carbono y la reducción de los plazos de cumplimiento han generado la necesidad de mejorar la eficiencia en la gestión del suministro.
No obstante, la infraestructura para la distribución de combustibles alternativos aún no está completamente desarrollada. En el caso del metanol verde, líneas navieras como Maersk han manifestado su interés en su uso, pero su disponibilidad sigue siendo limitada y su precio fluctuante. El amoníaco y el hidrógeno presentan desafíos adicionales relacionados con su seguridad, almacenamiento y producción. Por su parte, el GNL se encuentra más consolidado, aunque su impacto en la reducción de emisiones a largo plazo continúa en debate.
Ante este panorama, se requieren herramientas que permitan conocer en tiempo real la disponibilidad de combustibles, comparar opciones y optimizar la toma de decisiones en función de costos y normativas ambientales. Sin embargo, el mercado actual ofrece pocas soluciones con datos precisos y sistemas de transacción eficientes.
Digitalización como posible solución
A pesar de los avances tecnológicos en otras áreas del transporte marítimo, la digitalización de la compra de combustible sigue siendo limitada. La adopción de tecnologías para automatizar transacciones, acceder a información en tiempo real sobre precios y disponibilidad, y optimizar el abastecimiento podría mejorar la eficiencia del sector.
Un sistema que permita realizar compras de combustible de manera más estructurada y transparente podría contribuir a mejorar la rentabilidad, el cumplimiento normativo y la competitividad en el mercado global. A medida que el sector marítimo avanza en su transición energética, la modernización de los procesos de adquisición de búnker se perfila como un aspecto clave en la sostenibilidad operativa y económica de la industria.
Fuente: Mundo Marítimo.