Las comunidades en los países en desarrollo, que dependen en gran medida de la pesca, entre ellas varias de Ecuador, están severamente amenazadas por el cambio climático.
De hecho, se espera que la biomasa de peces disminuya entre 30 % a 40% en algunas regiones tropicales para el 2100, en caso de no producirse cambios en los esquemas de manejo actual. Estos datos fueron revelados en una investigación de WWF, Agrocampus Ouest (Francia), Universidad de British Columbia (Canadá), Fundación Charles Darwin (FCD) e Instituto Nacional de Pesca de Ecuador.
El calentamiento de los océanos podría dejarnos sin peces para comer
El estudio examinó los efectos de la crisis climática sobre la pesca artesanal en los países en desarrollo, combinando modelos climáticos derivados de investigación de ciencias exactas y naturales con el conocimiento ecológico local de pescadores/as artesanales, enfocados desde las ciencias sociales.
La evaluación se centró en los impactos y las posibles estrategias de adaptación al cambio climático para los pescadores artesanales en el Ecuador continental, islas Galápagos, Sudáfrica y Filipinas.
«El presente estudio ilustra muy bien, por primera vez, un enfoque integral y coherente de la pesca, a través de la perspectiva del cambio climático, y desde diversos formatos disciplinarios y puntos de vista, y formas de conocimiento. Y este enfoque interdisciplinario, integrado con los conocimientos de los pescadores, contribuye en gran medida a nuestra mejor comprensión de estos sistemas tan complejos y dinámicos», afirma María José Barragán, directora ejecutiva interina de la FCD y coautora del estudio.
El estudio también mostró que el cambio climático tiene importantes consecuencias negativas para la mayoría de las especies de peces capturadas por los pescadores artesanales, incluidas algunas de las especies de mayor importancia comercial como lo son las sardinas, anchoas y atún.
«Incluso si el calentamiento global se limitara a 1,5 ° C en el escenario más favorable, la mayoría de las especies de peces siguen en riesgo de perder sus hábitats y fuentes de alimento», afirma Pablo Guerrero, director de conservación marina de WWF-Ecuador.
En las próximas décadas, muchas especies de peces se enfrentarían a temperaturas que exceden los límites para que prosperen, afectando a sus poblaciones y patrones de distribución. Menos pescado significa menos comida y menos ingresos para las personas cuyo sustento está ligado a los mares.
«Los pescadores de pequeña escala, que representan la mitad de la producción pesquera mundial, se verán afectados de manera desproporcionada por las consecuencias de un océano más cálido», añade Guerrero.
Los efectos de la crisis climática ya la sufren los pescadores
Los pescadores de pequeña escala ya están siendo fuertemente afectados por la crisis climática debido a que ya se registran temperaturas del mar inusualmente altas, el aumento de la estratificación y los impactos fisiológicos en las especies marinas son algunas.
Además, desde hace algunos años, se experimenta una mayor frecuencia y severidad de eventos climáticos extremos como inundaciones y fuertes vientos. Ecuador, Sudáfrica y Filipinas ya se ven afectados por la disminución de las capturas, ya sea debido a la reducción de las poblaciones de peces o la alterada distribución de los mismos a medida que estos se alejan de la costa hacia aguas más profundas y frías donde ya no son accesibles para los artes de pesca artesanales.
Los pescadores también están preocupados por los cambios que han presenciado en los ecosistemas marinos, especialmente en los arrecifes de coral que están muriendo o ya han perecido, ya que sirven como áreas cruciales de desove y cría de peces. Los efectos de estos cambios son particularmente devastadores para los arrecifes de coral, que albergan el 25 % de toda la vida marina.
Pescadores artesanales no están equipados para enfrentar crisis climática
El estudio concluye que el sector de la pesca artesanal no está actualmente equipado para adaptarse adecuadamente a la crisis climática.
Si el sector no se adapta a estos cambios, colapsará. Sin embargo, si el calentamiento global se mantiene dentro del límite de 1,5 ° C, los científicos estiman que una gestión pesquera global sostenible puede aumentar la biomasa de peces en los océanos en un 60 %. Se requiere una acción urgente para orientar los escenarios oceánicos y sociales hacia resultados más prósperos y resilientes, se afirma en el estudio.
«Con una población humana de casi 10 mil millones prevista para 2050, necesitaremos más recursos que nunca. Esto no se puede lograr en las circunstancias actuales. La situación podría mejorar solo cambiando a una gestión sostenible de los recursos pesqueros, reduciendo los descartes, aumentando la demanda del consumo de especies de rápido crecimiento, la transición a la acuicultura sostenible y la rendición de cuentas de los cambios que la crisis climática ya está ocasionando en nuestros mares y sociedades», señala Guerrero.
Se recomienda mejorar la gestión pesquera y las estrategias de control, así como las prácticas de adaptación climática, lo cual exigirá que el sector pesquero sea más adaptable, participativo, precautorio y socialmente responsable, incluida la igualdad de género.
En Filipinas disminuirían las poblaciones de atún
El estudio muestra que las pesquerías ubicadas en los países más cercanos a la línea ecuatorial serán las más afectadas por los mares más cálidos y ácidos.
Incluso en algunos países las capturas se reducirán a la mitad para 2050. Filipinas se vería especialmente afectado en la pesca tradicional de atún con línea de mano. Se prevén grandes disminuciones en la cantidad de pescado capturado.
«Estas pérdidas son difíciles de compensar con otras especies de peces, tanto en términos del valor nutricional de otras especies de la región como del valor comercial del atún en los mercados internacionales. Si el atún desaparece de las costas del estado insular, las personas que dependen de estos y otros peces, perderán una fuente vital de alimentos e ingresos, lo que amenaza sus medios de vida. Estrategias de adaptación climática y planes para su implementación, deben ser desarrollados urgentemente y apoyados por todas las partes interesadas”, indica Guerrero.
Los consumidores pueden ayudar
Es importante que los consumidores elijan pescados y mariscos que provengan de fuentes sostenibles mientras consumen conscientemente menos productos del mar, respetando épocas de veda y evitando el consumo de productos que no tengan sistemas de trazabilidad, afirma el estudio.
«Solo la pesca y la acuicultura sostenible pueden garantizar la conservación de los ecosistemas y especies que sustentan los medios de vida de 800 millones de personas en todo el mundo, y así garantizar la presencia de algunos de nuestros alimentos favoritos en nuestros platos».